Zaragoza es una de esas ciudades que destacan por su belleza y ambiente. La capital aragonesa puede ser un gran destino para una escapada de dos días, aunque es una de esas ciudades que engancha y a las que uno siempre quiere volver.
Hemos preparado una guía para descubrir todos los tesoros de la ciudad del Pilar en dos días. ¿Nos acompañas?
Descubre Zaragoza en dos días: Ruta por la ciudad
Un fin de semana puede ser suficiente para no perdernos ninguno de los principales rincones que visitar en Zaragoza y alrededores. El primer paso será hacernos con un mapa turístico y localizar todos los monumentos principales respecto a nuestra posición.
Un buen método para orientarnos fácilmente por la ciudad es tomar la Basílica del Pilar como referencia. Si os parece, será desde allí desde donde iniciemos nuestro recorrido. Desde los inicios de su construcción allá por el siglo XIII la Basílica del Pilar es el edificio más representativo de Zaragoza y posiblemente el templo barroco más importante de nuestro país. Basta con verlo por primera vez para darnos cuenta que estamos ante una verdadera maravilla arquitectónica.
Declarado Bien de Interés Cultural desde el año 1904, el Pilar ha sido también reconocido como uno de los Doce Tesoros de España y fue galardonada con el título de Basílica Menor por el Papa Pio XII en 1948. Sólo en visitar su exterior e interior con todas sus capillas, emplearemos al menos una mañana entera, pero os aseguramos que merece la pena darnos un pequeño madrugón para no ir con prisas y poder disfrutar de todos sus detalles.
Y de la Plaza del Pilar avanzaremos hasta la Plaza de la Seo, a sólo unos metros de allí, para contemplar la Catedral del Salvador de Zaragoza. Entre medias podremos aprovechar para degustar un buen ternasco aragonés o un bacalao al ajoarriero en alguno de los numerosos restaurantes típicos de la zona.
La Seo es la otra catedral metropolitana de la ciudad y fue levantada en el siglo XII en estilo románico, aunque sus numerosas ampliaciones y remodelaciones la han ido dotando también de numerosos elementos barrocos, góticos, renacentistas e incluso, mudéjares. Recomendamos especialmente visitar su cimborrio.
A medio camino entre ambas plazas, a orillas del rio Ebro, se encuentra el puente más famoso de la ciudad, el conocido como Puente de Piedra. Este gigante de roca lleva uniendo ambas orillas del río desde el siglo XV y hoy en día, es uno de los símbolos de la ciudad. Durante todos estos años, el puente ha ido sufriendo varias reformas y remodelaciones que nos han dejado como resultado su Pairón y la Cruz de Basilio, otros de los elementos más característicos de la urbe.
No muy lejos de allí, encontramos otro de los restos históricos que la presencia romana nos dejó en la capital aragonesa, la muralla romana. En este caso hablamos de cerca de 2000 años de historia, pues su construcción se sitúa entre el siglo I y el III d.C. En la actualidad, aún pueden contemplarse dos importantes tramos de esta maravilla arquitectónica que ha sabido plantar cara al paso de los siglos.
Con esto daremos por terminado nuestro primer día, el cual recomendamos finalizar degustando un buen pollo al chilindrón en alguna de las tascas del Tubo, la zona de bares y tapas por excelencia de la ciudad. Tras un descanso merecido, arrancaremos nuestra segunda jornada en el Palacio de la Aljafería, clara muestra del esplendor del reino Taifa allá por el siglo XI, en su mejor momento político y cultural. Se trata posiblemente del resto arquitectónico más importante de la época islámica de nuestro país junto a la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba.
Merece la pena consumir dos o tres horas en maravillarnos con este impresionante palacio que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2001.
Desde allí, podemos aprovechar para acercarnos a visitar la Plaza de Toros de Zaragoza, también conocida como la Misericordia, que se encuentra sólo a un par de manzanas. Hablamos del segundo coso taurino más antiguo de nuestro país con más de 200 años de historia y del primero en tener cubierta.
Posteriormente, continuaremos nuestro camino hacia el Teatro Romano, una joya levantada desde mediados del siglo I. Sus restos pueden visitarse dentro del Museo del Teatro de CesarAusgusta desde su descubrimiento arqueológico en 1973.
Y siguiendo en la misma dirección, unas calles más adelante encontraremos el Museo de Zaragoza, situado en la Plaza de los Sitios. En él podremos visitar obras de arqueología, etnología, cerámica y bellas artes.
Para terminar y si aún nos queda tiempo y fuerzas, recomendamos el Museo del Real Zaragoza para los amantes del fútbol o la Torre del Agua para los admiradores de los rascacielos y la arquitectura más vanguardista. Eso sí, en este último caso, tendríamos que desplazarnos hacia la otra orilla del Ebro.
Como último paso para tener nuestra visita preparada, podemos encontrar un hotel en Zaragoza como el que pone a nuestra disposición Catalonia Hotels & Resorts. La capital aragonesa nos está esperando.