Debemos sentirnos unos verdaderos privilegiados por la singular belleza que desprenden la mayoría de municipios y ciudades de nuestro país. Uno de los rasgos arquitectónicos más característicos de nuestras tierras son los pueblos blancos de España, especialmente frecuentes en Andalucía, pero también en otras regiones como Ibiza o Castellón.
Dentro de esta variedad rural, casi exclusiva de nuestro país y que no deja de atraer a visitantes, cautivados por su particular embrujo y belleza, merecen mención especial la ruta por los pueblos blancos de Málaga, un recorrido mágico y que encierra en cada localidad todo el sabor y la esencia de la Andalucía más profunda.
Ronda, el punto de partida
Ronda es uno de esos municipios cuya visita se torna prácticamente inolvidable a los pocos segundos de poner un pie en sus calles. Son muchos los lugares a tener en cuenta dentro de este maravilloso municipio: la Plaza de Toros de Ronda, famosa en todo el mundo por su tradición de corridas goyescas, los Baños Árabes de Ronda con más de cinco siglos de historia a sus espaldas, el famoso Tajo de Ronda y el llamado Puente Nuevo, que se erige sobre uno de los desfiladeros más impresionantes y bellos de España, las Ruinas de Arcinipo, presentes en su serranía desde hace miles de años… Resulta complicado elegir entre tanta belleza, historia y tradición.
Pero esta mágica población no se distingue exclusivamente por sus monumentos y lugares de interés. Existen un sinfín de restaurantes en Ronda donde disfrutar de todo el sabor de la cocina andaluza. Casa María, el restaurante Pedro Romero, Casa Santa Pola o Los Cazadores son sólo algunos de los ejemplos de magníficas elecciones donde comer en Ronda.
A decir verdad, resulta complicado no acertar ante una completa variedad gastronómica, donde predomina el gusto por las tapas elaboradas, la cocina casera y los magníficos vinos de su sierra.
Y esto no es todo. Existe una gran variedad de hoteles en Ronda donde encontrar un alojamiento de calidad y con un buen precio. Tanto si buscas distinción, como si prefieres un ambiente más cálido y hogareño, hallarás un alojamiento a tu medida fácilmente.
Además, Ronda también está rodeada de pueblos blancos que puedes visitar.
Lugares imprescindibles en la ruta por los pueblos blancos
Iniciaremos nuestro recorrido en la localidad de Benaoján, en pleno corazón del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, donde además de maravillarnos con el particular hechizo que desprenden sus calles. Podremos disfrutar de la riqueza natural de sus alrededores que hace de él uno de los pueblos más bellos de España, perfecto para aquellos turistas que busquen una visita diferente, enriquecida por ejemplo con la práctica de algunos deportes de aventura.
De obligada visita es la Cueva del Gato, a unos kilómetros del pueblo en dirección a Montejaque, un verdadero espectáculo natural, que constituye el sistema espeleólogico más importante de Andalucía y uno de los más relevantes de España.
Desde allí viajaremos al municipio de Atajate, situado en el Valle del Genal. Este precioso pueblo es el menos poblado de toda la provincia de Málaga, pero su historia, con restos geológicos de miles de años.
Pese a que su población hoy en día no supera los 200 habitantes, Atajate fue en el pasado uno de los mayores productores vinícolas de la provincia, basando su economía en la riqueza de sus viñedos.
Continuaremos nuestro recorrido en la localidad de Algatocín, un precioso municipio que visto desde el cielo, parece dibujar una mancha blanca en medio del verdor de las montañas. De camino recomendamos visitar la Cruz del Humilladero, construida hace más de doscientos años en honor al dolor y las víctimas que dejaron tras de sí las tropas francesas.
El pueblo de Algatocín, con menos de novecientos habitantes, basa su economía principalmente en el cultivo del olivo, la ganadería y la silvicultura. Posiblemente, el mejor momento para disfrutar de su encanto sea la primera semana de octubre, cuando celebra sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Rosario.
La siguiente parada de nuestro viaje será el municipio de Gaucín, situado bajo el Castillo del Águila y cuyas calles, de clara huella morisca, se extienden apoyadas en una pequeña colina de frondosas encinas y alcornoques. Degustar sus famosos alfajores o roscos blancos junto a un buen café en una de sus terrazas nos ayudará a reponer fuerzas para terminar el recorrido.
Y el último punto de nuestro itinerario es el municipio de Casares, ya limitando con la provincia de Cádiz. Resulta complicado escoger, pero posiblemente hablemos de uno de los pueblos más bellos no sólo de Andalucía, sino de toda España. Su condición de “pueblo colgante” con calles estrechas en las que las flores de las terrazas aportan un precioso toque de color al blanco impoluto de las fachadas, logra cautivar al visitante desde el primer momento. No se nos ocurre mejor forma de dar por terminado un día único que con un paseo entre sus casas.