El final de la temporada turística en Menorca supone una transformación radical de esta impresionante isla del archipiélago balear. Las riadas de turistas desaparecen y el pequeño territorio insular se convierte en un remanso de paz.
Las temperaturas ya no dan para darse un chapuzón en el Mediterráneo, pero aprovechar cualquiera de los fines de semana largos del invierno para dar el salto a Menorca supone descubrir la isla de una manera diferente. El termómetro sigue regalando días agradables ideales para las actividades al aire libre.
Playas de Menorca
Las preciosas playas y calas menorquinas siguen estando ahí y casi en exclusiva para el viajero siendo ideales para un paseo inolvidable en uno de los entornos costeros más bonitos de España. Ideal para una escapada romántica. Lugares como las calas Pilar, Es Taliers, Presili, En Turqueta o la Playa de Son Saura repiten las mismas postales de aguas transparentes y bosques de pinos que, prácticamente, llegan hasta la orilla del mar; aunque sin cientos de turistas.
Turismo urbano: Mahón y Ciudadela
Más allá de su bien ganada fama como uno de los destinos de sol y playa más sólidos del Mediterráneo, Menorca también ofrece otros atractivos que se destacan en épocas donde la costa no es el epicentro de la visita. Un claro ejemplo de esto son sus dos centros urbanos de referencia.
En la coqueta cuidad de Mahón, actual capital de la isla, se puede rastrear la herencia británica que dejaron las ocupaciones inglesas que se prolongaron casi un siglo. En la ciudad, que bordea una de las bahías más bonitas de las Baleares, abundan estos detalles como la curiosa destilería de ginebra. En torno al puerto se arremolinan las casas blancas del casco histórico.
La réplica a Mahón queda al otro extremo de la isla. Ciudadela fue capital insular hasta la llegada de los ingleses y en sus calles se encuentran las piedras más ilustres de la isla. Palacios, iglesias, restos de antiguas murallas. Al igual que su vecina, guarda un precioso puerto enclaustrado por los edificios.
Pueblos con encanto en Menorca
Entre ambas ciudades, pueblos encantadores (como Fornells o el impresionante pueblecito de pescadores de Binineca), pinares frondosos, roquedos y acantilados donde se apelotonan un buen puñado de castillos, atalayas y torres fortificadas que atestiguan el pasado convulso de este, hoy, remanso de paz.
Edad de piedra: los talayots
Para los que gusten de piedras aún más antiguas, quedan los monumentos que dejaron diseminados por toda la isla los hombres y mujeres de la Edad del Hierro. La cultura talayótica es uno de los misterios más sobresalientes de las Islas Baleares y Menorca cuenta con una buena colección de yacimientos megalíticos de esta civilización enigmática que construyó complicadas estructuras con piedras de grandes dimensiones.
Naturaleza en Menorca
Y naturaleza que no falte. Una de las características de Menorca es el equilibrio que sus habitantes han impuesto a su modelo turístico. No es de extrañar que Menorca sea Reserva de la Biosfera de la UNESCO.
Hoteles en Menorca
El Catalonia Mirador des Port, situado estratégicamente en la mejor zona de Mahón (impactantes las vistas sobre la bahía) es una base de operaciones ideal para explorar a fondo la isla y dejarse atrapar por su naturaleza, su historia y sus misterios.