También conocido como el Puente Mayor del Tormes, el Puente Romano de Salamanca es una de las construcciones activas más antiguas de la Península Ibérica y una de las señas de identidad de la ciudad.
Sus veinte siglos de historia dan para mucho y son numerosas las curiosidades e historias que aún a día de hoy, continúan creándose en torno a su imponente figura. De hecho, de alguna de estas historias hablamos en mitos y leyendas de Salamanca. Por si tienes la suerte de visitar próximamente la que es, una de las ciudades más bellas de España, vamos a contarte algunas de ellas. Así, el próximo día que cruces el río Tormes a través de sus piedras, lo harás desde una perspectiva diferente.
Algunas características únicas del Puente Romano de Salamanca
El Verraco del Puente Romano
Situada justo en la entrada del Puente Mayor del Tormes se encuentra el famoso Verraco de Salamanca, la estatua de piedra más antigua de toda la ciudad. Para descubrir su origen hay que remontarse hasta la época de los celtas, concretamente del pueblo de los Vetones, en torno al siglo I a.C.
Pese a que la estatua ha sufrido varios daños por vandalismo en la época más reciente, fue durante el mandato de José María Cambronero cuando se produjeron sus desperfectos más importantes. El político ordenó lanzar el verraco al río por creer que fue Carlos I de España quien lo mandó colocar en el puente, tras los sucesos de las Comunidades.
Más de 30 años después, en 1867, la estatua fue rescatada para ser colocada en el Convento de San Esteban y en los años posteriores rondó por varios museos hasta regresar al puente en 1954, coincidiendo con el IV centenario de la publicación del Lazarillo de Tormes. Aunque en aquel momento, no se situó en la entrada del puente, sino que fue en 1993 cuando se trasladó a la misma para dejarla en su ubicación actual.
Su construcción fue ordenada por un emperador, pero no se sabe cuál con certeza
Las últimas investigaciones en torno al orígen de esta construcción milenaria, apuntan a la segunda mitad del siglo I d.C como el periodo en que se levantó. Por lo tanto, el mandato de su construcción correría a cargo del emperador romano Trajano.
Sin embargo, existen varias voces autorizadas que discrepan respecto a esta afirmación. Nombres como el del emperador Nerón o Trajano suelen salir a la palestra en las discusiones de los expertos.
Sea como fuere, si algo se ha podido esclarecer acerca de sus orígenes, es que al inicio la construcción del puente se basaba en una combinación de piedra y madera con el fin de ofrecer un camino de paso a personas y animales en su acceso a la ciudad.
En los años sucesivos y hasta la actualidad, el puente ha experimentado multitud de remodelaciones en gran medida impulsadas por los desperfectos que han ido causando las crecidas del Tormes.
Fue el punto principal de acceso a la ciudad durante siglos
Desde el momento de su construcción, el puente se convirtió en el lugar de acceso principal de la ciudad de Salamanca. Por allí han pasado viandantes, carruajes, animales de carga y posteriormente, todo tipo de vehículos hasta el día de hoy.
El puente formaba parte desde sus orígenes de la denominada Vía de la Plata que conectaba las calzadas romanas de Emérita Augusta y Asturica Augusta, las más importantes de la Península Ibérica.
Pese a que en 1931 fue Declarado Patrimonio Nacional de la ciudad, siguió soportando el paso de tráfico pesado hasta el año 1973. Actualmente, el uso del puente se reduce exclusivamente a peatones y bicicletas, con el fin de conservar su integridad durante muchos más siglos en adelante.
La simbología del puente en la cultura de Salamanca
El Puente Romano es la construcción arquitectónica más antigua de Salamanca y sin duda, una de las señas de identidad de su ciudad. No en vano, aparece en su escudo junto al toro y el árbol. A su alrededor, se han generado cientos de historias y leyendas, como la que afirmaba que fue levantado por el mismísimo Hércules. Pero lo más importante, es que a día de hoy, el puente sigue formando parte de la vida de la ciudad y bien podríamos decir que sus arcos de piedra además del peso de los viandantes, cargan con un trocito del corazón de todos los salmantinos.
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Como has podido observar, el Puente Romano de Salamanca es un monumento cargado de historia, simbología y un sinfín de relatos formados a su alrededor. Pero por mucho que te contemos, no hay nada como cruzarlo a pie para sentir en tus propias carnes todos estos años de tradición. ¿Has reservado ya tu hotel en Salamanca?